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César Vitali: que la película no tape la foto.

César Vitali hace una apuesta: saca panorámicas que hermanan paisajes y sus pueblos. Trata de desdibujar los límites entre estos géneros, cuestionar los purismos, fotografiar los maravillosos espacios y horizontes de la ciudad de Paraná, esos que habitamos diariamente. Hoy está presentando un documental, “Puente Blanco”, sobre uno de los lugares populares más emblemáticos de la ciudad. Es una producción que redobla la apuesta fotográfica, que aplica los criterios de su obra panorámica, pero en una peli. Vitali lo demuestra: retrato y paisaje no son cosas separadas.  

Los paisajes de Paraná

Como docente formado en ciencias sociales, César Vitali ha forjado una vida sacando fotos a la ciudad de Paraná. Y como fotógrafo, se sumergió en sus barrios, sus vecinos, su paisajes y contradicciones. Es así de cruzada la cosa, justamente, porque no son cosas cruzadas.


Su trabajo fotográfico honra las panorámicas y los paisajes, pero desdibuja bastante los límites del género porque no son fotos abstractas, puristas desde lo escenográfico. Son paisajes que nos muestran como vecinas y vecinos, como pueblo, que hermanan lo que -a veces- las panorámicas suelen negar: los habitantes de esos espacios. Paisajes habitando pueblos y, también, al revés.

En ese sentido, su registro es ambicioso y desafiante, bien nuestro y litoraleño. Y que se va forjando paso a paso.

César cuenta que lleva 15 años sacando estas panorámicas paranaenses, empujado por su condición de vecino, por su formación en ciencias sociales y su pasión por la fotografía. Si bien no suele preguntarse por los destinatarios, arriesga a decir que su fotografía documental “es para que la vean mis vecinos, reconozcan esos lugares, y digan ‘yo anduve por ahí, yo lo conozco’”.

El documental

El Puente Blanco es un punto de Paraná que ha marcado la historia y el pulso de la ciudad. Como obra, tiene más de cien años y está situado atrás del Cementerio, sobre el arroyo Antoñico, un límite geográfico para separar (¿o articular?) la zona popular de la ciudad y la céntrica. 

Hoy, con el paso del tiempo y la dinámica de las cosas, el arroyo sigue siendo aquel límite -aunque bastante más débil, por el crecimiento de la ciudad y la consolidación de esa zona- y el puente se luce como un punto sensible para la vida, la ida y vuelta, los pulsos y cachetadas de Paraná. Obvio, un ojo experto y comprometido con lo popular ve ahí una joya, un tesoro, una oportunidad. César, además, es vecino, se crió en esta zona, cruzando el Puente Blanco todo el tiempo, participando de esa circulación.

Reconoce sus limitaciones como realizador, aunque su propia obra lo desmienta. Pero revela que es una continuidad necesaria de su trabajo como fotógrafo.

Ese proyecto que fue creciendo, contó con un premio FICER que le dio un empujón económico para bancar algunos elementos del trabajo documental, mínimos pero fundamentales para la tarea. Pero contó, sobre todo, con montañas de empeño y laburo. Hoy “Puente Blanco” está de gira permanente, es proyectado todas las semanas en Paraná y promete dejar su huella más allá de sus límites.

Puente blanco cesar vitali parana

Nunca fue un proyecto barrial, pinta nuestros barrios, nuestra relación con el paisaje, con los puentes, con nosotros. Le pone voz a las panorámicas, a los paisajes, nuestra voz.

César va donde lo inviten, lleva el documental y lleva sus preguntas. No paró desde que lo presentó y sigue tomando nota y sumando preguntas. Rondas entrerrianas, búsquedas, charlas, preguntas y muchas respuestas. Ah, y fotos. Muchas fotos. Eso lleva César.

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