Un profe entrerriano con cámara
vivian maier autorretrato

Fotógrafes/as/os

Vivian Maier: enfrentar la sombra y el reflejo

En 2007, buscando material para un libro sobre los barrios de Chicago, un muchacho llamado John Maloof compró 30 mil negativos por 380 dólares en una subasta de objetos embargados. Al revisarlo un poco, notó que el material no serviría para ese trabajo, así que guardó todo hasta finalizar la publicación. Meses después, Maloof volvió sobre su compra, miró los negativos con detenidamente y allí descubrió un tesoro invaluable de imágenes sobre las calles de Chicago en los años 50 y 60.

La obra delataba muy discretamente a su autora: aparecía en algunos sobres de revelado el nombre “Vivian Maier”. Como suele pasar, la casa de remates sabía muy poco sobre quienes caían en desgracia y las casas de fotografía que figuraban en los sobres y rollos revelados sólo conocían a Maier mostrador mediante. Maloof siguió buscando, mientras tanto escaneó, publicó y puso en venta por internet el material que iba procesando hasta que le recomendaron que parara esa sangría, que las fotos merecían un trato mucho más delicado y respetuoso.

El desencuentro con la autora empezó a disiparse, lamentablemente, cuando unos meses después –en abril de 2009– el “Chicago Tribune” publicó el obituario de Vivian Maier.Vivian Maier había nacido en 1926 en Nueva York y trabajado durante décadas como niñera en la ciudad de Chicago. Vivió sus últimos años en la pobreza, peleándola contra los desalojos hasta que tres adultos a quienes había cuidado de niños –John, Lane y Matthew Gensburg– le brindaron un lugar donde vivir hasta el día de su muerte.  

Era una mujer muy reservada y observadora, llevaba su cámara todo el tiempo, registraba imágenes callejeras mientras laburaba, en sus viajes o durante sus paseos por la ciudad. Si bien su entorno la veía siempre con la cámara, muy pocos conocían sus fotos, su mirada. El enorme archivo de Maier contiene fotos a color y algunas filmaciones, pero la enorme mayoría son imágenes en blanco y negro sacadas con su “Rolleiflex”, una cámara que usa grandes negativos –comparados con los rollos más conocidos– y saca fotos en formato cuadrado.

Las fotos de Vivian son como borbotones de las calles de Chicago. Afloran las desigualdades como las solidaridades, la contundencia del casco administrativo como lo residual de ciertos suburbios residenciales. La exquisita práctica compulsiva de Vivian nos ofrece un pantallazo desprejuiciado de ese Chicago. Toda ciudad parece una cosa natural para la mayoría de los habitantes, salvo para algunos turistas y para quienes pueden ver más lejos de sus narices, como Maier.

Para encuadrar hay que poner la Rolleiflex a la altura de la panza, esa particularidad técnica da a las fotos de Vivian una perspectiva muy distinta a la que hoy usamos y el formato cuadrado de sus fotos nos muestra en qué añeja tradición se sostienen las dimensiones que las redes sociales y mensajería (Facebook, Instagram, EyeEm, WhatsApp y demases) prestablecen para las fotos de perfil.

Pero su valor no sólo es documental, no sólo atrae cómo Vivian muestra esas calles. Entre sus berretines se destacan decenas de autorretratos desde los que se mira y se muestra a través de su sombra y reflejo, jugando con espejos, vidrios, paredes y con el sol. En definitiva, de eso se trata, Maier no es ni la “Mary Poppins” de la fotografía, ni la “fotógrafa silenciosa”, ni “la fotógrafa más rara”, es una mujer que usó la fotografía. Su trabajo ya es público, así que eso ya no es un problema y esos autorretratos exponen a alguien que muestra, se muestra y se hace cargo de eso.

John Maloof logró recuperar casi todo el material producido por Vivian Maier que los sucesivos embargos y remates habían desperdigado y resguarda el 90 % de la obra compuesta por más de 100 mil negativos, muchos de los cuales la acompañaron hasta su muerte.

Obviamente, hay lío en torno a los derechos sobre todas esas fotos.

El discreto obituario que la despidió en 2009 decía “Vivian Maier, orgullosamente francesa y residente en Chicago los últimos 50 años, murió tranquilamente el lunes. Segunda madre de John, Lane y Matthew. Un espíritu libre que tocó mágicamente las vidas de todos los que la conocieron”. Y allí empezó esta nueva historia.

Una selección impresionante está publicada en la web oficial: http://www.vivianmaier.com/

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